Es común que, al momento de iniciar con la idea de emprender, todo emprendedor tarde o temprano se ve ante la decisión de iniciar su empresa como persona física.
Para aquellos que tengan una visión más grande de lo que pretenden hacer con su emprendimiento, tarde o temprano la necesidad de crear una persona moral será imperativa, teniendo esta elección varias ventajas.
La primera ventaja que podemos encontrar en crear una persona moral es la protección de activos o bienes del emprendedor, caso contrario cuando se actúa como persona física, el emprendedor responde con todo su patrimonio, todo lo que se encuentre a nombre de este puede ser usado para cumplir con una obligación contraída.
Otra ventaja que podemos encontrar, es que, en una empresa constituida como persona moral, los socios definen de mejor manera y por escrito cuáles son sus aportaciones, cuáles serán sus derechos y obligaciones dentro de la empresa, así como el rol que les tocara desempeñar a cada uno de ellos. Esto evita futuras controversias, al servir la propia acta, como un plan de trabajo para la empresa (únicamente por cuanto a la definición de los roles de los socios).
Así mismo, al hacer una persona moral tiene todo por escrito en relación a sus aportaciones e incluso se puede definir todo lo relacionado a la división de pérdidas y ganancias del negocio.
Fiscalmente, una persona moral también lleva sus beneficios, primeramente, porque debe existir una separación de los ingresos del emprendedor, de los ingresos de la empresa, y eso da una claridad contable respecto de si están haciendo bien las cosas o no. Por otra parte, el trato ante el fisco también es diferente respecto de una persona física comparada con una persona moral.